Cañafístulo
- El cañafístulo y el yopo son dos especies nativas de la Orinoquía colombiana, que vienen ganando protagonismo como aliados para el desarrollo de una ganadería más productiva y sostenible.
Un estudio de investigadores del Sena y Agrosavia publicado en 2021, citando otras fuentes, señala que ambas especies de la familia Leguminosae están presentes en sistemas silvopastoriles y adaptadas a las características de acidez de los suelos de la Orinoquia.
En Colombia se distribuyen en las regiones de la Orinoquia y los Andes, aunque el cañafístulo (C. moschata) igualmente se reporta en la Llanura del Caribe.
Cañafístulo:
Se destaca por su versatilidad pues es un árbol mediano, de copa amplia e irregular, que se utiliza en sistemas de silvopastoreo por sus múltiples beneficios agroecológicos. Este árbol leguminoso es muy valorado por su capacidad de fijar nitrógeno en el suelo, lo que mejora la calidad y la fertilidad del pasto circundante.
Además, suministra sombra para los animales, protegiéndolos del intenso sol y disminuyendo el estrés térmico, lo que contribuye a tener un ambiente más saludable en el pastoreo.
Sus hojas y frutos son también fuente de alimento rica en proteínas, lo que lo hace una opción excelente para integrar en los sistemas de producción sostenible.
Su importancia económica en la Orinoquia se le atribuye a que su leña se utiliza como insumo en la preparación del plato típico denominado «mamona», por lo que presenta alta demanda en los asaderos.
Añadieron los autores que es medicinal, maderable y ornamental, por su excelente durabilidad natural, además tipifica el paisaje de la sabana como árbol para sombrío y como forraje.
Yopo:
El yopo (M. trianae) se utiliza como sombrío en sistemas ganaderos o sistemas silvopastoriles intensivos.
Citando a Murgueitio y Calle, argumentaron que más que cualquier otro árbol nativo de la cuenca del Orinoco, el yopo tiene la posibilidad de alcanzar una integración rentable entre la ganadería y la actividad forestal de los Llanos Orientales.
También se destaca por su porte y la capacidad de ramificación, lo que lo hace un excelente árbol para los sistemas agroforestales.
Este árbol es más vigoroso y grande que el cañafístulo, con volumen de madera y diámetro de copa mayores, lo que le permite dar una sombra más extensa y beneficiosa para el ganado en los sistemas de pastoreo.
Además, permite un temprano aprovechamiento económico, ya que sus ramas pueden podarse y venderse mientras el árbol sigue creciendo, generando ingresos adicionales a los ganaderos.
Su uso como árbol de sombra también es fundamental en los sistemas intensivos, donde se pretende maximizar la producción de leche y carne al tiempo que se protege el suelo y se mejoran las condiciones climáticas para los animales.
Ambas especies, yopo y cañafístulo, juegan un papel muy importante en la mejora de la sostenibilidad de la ganadería colombiana.
Su integración en sistemas silvopastoriles no solamente proporciona beneficios directos como la sombra y la madera, sino que además contribuyen a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.
Además estos árboles ayudan a la mitigación de la erosión de los suelos, mejorar la calidad del forraje y, en general, a establecer un ambiente más saludable y productivo.
Fuente:
Adaptado de CONtexto ganadero.
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