Pododermatitis bovina
Uno de los problemas que con mayor frecuencia se presentan en las explotaciones ganaderas de leche son las cojeras por ulceras en las pezuñas, conocida como Pododermatitis infecciosa bovina, sabañón o gabarro.
Consiste en una enfermedad infecciosa que se caracteriza por laminitis severa e inflamación localizada o difusa del corion. Esta ocasiona mucho dolor e inclusive hasta cojeras en los bovinos al ser producida por alteraciones metabólicas, infecciosas o traumáticas, según un blog del portal laboratorioserma.com.
Agrega que con relación a esta situación ha existido mucha confusión por la cantidad de factores predisponentes asociados a su patogenia y etiología. EI cuadro clínico también es variable. Han sido descritas lesiones que penetran en la pezuña y muchos casos que lIegan a alcanzar el hueso; mientras que en otros, aunque el casco se encuentra en buenas condiciones, el animal presenta cojera evidente.
Signos:
Según se plantea en un artículo publicado en el portal mx.virbac.com, el signo clínico de la enfermedad es que los animales cojean y al examen hay calor y dolor, comúnmente al inicio de la estación de lluvias.
Por eso, afirma, es imprescindible revisar con cuidado estos animales que alertan sobre el inicio de la enfermedad. Sin embargo, pueden cojear como consecuencia de golpes en alguna parte de la pata, esguinces, situaciones de artritis, etc. (Lea en CONtexto ganadero: Pododermatitis, cuáles son sus consecuencias y cómo abordarla)
Entre los signos de la pododermatitis bovina están la claudicación (en varios grados) en ocasiones imperceptible y a veces limita el movimiento impidiendo que el animal se desplace y coma; inflamación, dolor, olor putrefacto penetrante, caída de la producción de leche (en vacas), baja de peso (ganado de carne) y fiebre.
La enfermedad se presenta en sitios húmedos, mal drenados donde se acumula lodo, agua y materia fecal. Se presenta con mayor incidencia en las épocas de lluvias.
Además, la alimentación mal balanceada puede generar trastornos podales cuando posee contenido de fibra menor de 18% y alto porcentaje de proteínas, las que serían responsables de trastornos ruminales que, luego, se traducen en lesiones de las pezuñas.
Diego Esteban Hernández, MVZ y Asesor Técnico en Bovinos de Leche de Laboratorios Virbac de México, en un artículo del portal ganaderia.com indica que el estrés calórico también ocasiona trastornos ruminales que luego se traducen en laminitis y en sus diferentes enfermedades secundarias.
Prevención:
El recorte funcional de las pezuñas en ambos sistemas de producción, así como la utilización de pediluvios en establecimientos de leche, son medidas profilácticas que contribuyen a la no aparición de trastornos podales, mientras que el hacinamiento, el maltrato de los animales, no respetar los tiempos de desplazamiento y el mal estado de corrales, pueden promover dichas patologías.
La nota del portal mx.virbac.com sostiene que entre las alternativas para prevenir la pododermatitis bovina se recomienda hacer arreglos del drenaje y aseo de pisos; se requiere cama seca y limpia, retirar constantemente el estiércol y los restos de forraje.
Así mismo, el uso de pediluvios ha dado muy buen resultado, al igual que los tapetes sanitarios. En los casos con signos evidentes lo recomendable es un tratamiento individual con algún antiinflamatorio potente que elimine el dolor y la inflamación, acompañado con un antibiótico eficaz de amplio espectro con eficacia comprobada contra los gérmenes específicos de este padecimiento.
Por su parte, el portal zoetis.mx, recomienda minimizar las superficies abrasivas y zonas húmedas, sobre todo en las zonas de bebida y comida, retirar periódicamente el estiércol, favorecer el drenaje mediante montículos de tierra o composta, pediluvios, buena alimentación con Vitamina A, zinc y yodo orgánico.
Si los microorganismos se logran «enraizar» en el entorno, la pododermatitis puede persistir por mucho tiempo. Por ello, es fundamental la observación permanente de los bovinos para evitar pérdidas económicas graves.
Consecuencias:
Precisamente, entre los efectos económicos en un hato lechero están la menor producción de leche, la disminución del rendimiento reproductivo, la mala detección de celos y una mayor tasa de sacrificios involuntarios.
Por otro lado, según plantea Hernández, los animales afectados requieren de atención y tratamiento terapéutico inmediatos, lo que aumenta las tareas de manejo, los gastos de medicamentos y los honorarios profesionales veterinarios y, en casos graves, el descarte anticipado de animales con alto valor genético y productivo en plena producción.
Adicionalmente, vacas con problemas podales tienen aumento de días abiertos e intervalo entre partos de más de 400 días, 6 veces más probabilidades de desarrollar quistes ováricos, 8 veces más probabilidad de aumento de los días al primer servicio, 6 veces más probable de aumentar los días abiertos, 9 veces más probable de requerir más servicios por concepción; 4 veces más probable de ser descartada en comparación con sus compañeras de hato.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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