Suelos saludables
- En el marco del Día Mundial del Suelo, Corteva Agriscience comparte algunas prácticas eficientes para proteger y mantener suelos saludables que se pueden implementar para un manejo sostenible.
El suelo es un recurso natural limitado del que depende la vida en nuestro planeta. Se requieren 100 años para crear solo 3 milímetros de suelo nuevo que, a pesar de ello, puede ser destruido en un instante. Es el filtro de agua más grande del mundo y un hábitat en el que viven millones de microorganismos que mantienen el ciclo vital.
Este recurso es la base de la producción de los alimentos y el sustento de la biodiversidad. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esa capa de tierra es la responsable de la producción del 95% de alimentos a nivel global que está sometida a una enorme presión de producción, ya que será el soporte para proveer de alimento a más de 10.000 millones de personas que se estima poblarán la tierra en el año 2050.
El Índice Global de Seguridad Alimentaria, patrocinado por Corteva Agriscience y efectuado por Economist Impact, muestra que las amenazas a la producción agrícola son hoy en día más grandes que nunca. Los suelos sanos se están deteriorando a un ritmo preocupante: la fertilidad está en declive, la erosión, salinización y sobreexplotación están generando la pérdida de terrenos productivos.
Preservar los suelos en condiciones saludables, no solamente es una vía para obtener alimentos seguros, sino que es esencial para lograr buenos rendimientos de las cosechas y la sostenibilidad del mismo a largo plazo. Por ello, estas son algunas prácticas que los agricultores pueden establecer para el manejo de este recurso, lograr suelos saludables y aumentar su productividad:
Conectar con la salud del suelo.
La tierra contiene gran variedad de organismos benéficos que responden a las prácticas del suelo que se implementan. Por ello, es de gran importancia ser selectivo en cómo usar los insumos agrícolas para evitar perturbar los organismos benéficos.
Adoptar prácticas de labranza mínima.
Consiste en intervenir lo menos posible el suelo en el momento de cultivarlo, de tal forma que no se interfieran los procesos naturales que se desarrollan en él.
Proteger los nemátodos benéficos y reducir los dañinos.
Las cosechas extraen nutrientes del suelo por medio de sus raíces, no obstante, existe una gran variedad de factores que pueden destruirlas. Una de las amenazas más frecuentes son los nemátodos dañinos, por lo que, es elemental controlar los nemátodos malos y conservar los buenos.
Plantar cultivos de cobertura.
Este método consiste en mantener el suelo de labranza cubierto con material orgánico seco o verde para mejorar la fertilidad de la tierra.
El mundo se ha tardado en darse cuenta de la necesidad de la conservación del suelo, pero tanto empresas y organizaciones como gobiernos ya realizan esfuerzos para afrontar este problema.
Corteva Agriscience, empresa agrícola global, enfocada en el desarrollo de soluciones y tecnologías para el agro, realiza acciones en las que combina protección de cultivos, experiencia agronómica y tecnología para ayudar a los agricultores a proteger sus campos contra las amenazas, regenerar sus recursos naturales y mejorar los rendimientos, mientras minimiza el impacto medioambiental.
Fuente: Adaptado de Agronegocios de La República. Autora: Cristina Estrada Rudas.
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