Acondroplasia Bovina
Foto: drostproject.org
- Conocido también como Enanismo o síndrome de Bulldog, por la semejanza de la cría con un ejemplar de esa raza canina, es una patología hereditaria que ocasiona malformaciones de nacimiento en el organismo, la cabeza, los órganos internos y las articulaciones.
Gabriel Pinilla, estudiante de medicina veterinaria, explicó que la Acondroplasia Bovina ocurre en un bovino de cada 10.000 y se caracteriza por presentar varios trastornos denominados condodistrofias o alteraciones de la osteogénesis.
Según indicó, lo que sucede es que hay un anormal desarrollo óseo, en el que las extremidades y algunos huesos no crecen a lo largo, sino en su grosor. Son crías que comúnmente se conocen como Bulldog.
Como la mayoría de malformaciones, la Acondroplasia Bovina no es muy común, aunque dentro de ellas es una de las más conocidas. Es un síndrome que tiene múltiples causas: toxicológicas genéticas, medioambientales, deficiencias en la alimentación de la madre, contaminación la comida o del agua.
Los animales que nacen con esta patología son inútiles en términos productivos. Sin un tratamiento adecuado, no sobrepasan los 10 días de vida en razón a los múltiples problemas neurológicos que le impiden caminar e inclusive tener el reflejo de la succión para alimentarse.
En muchos casos, el cerebro es muy pequeño y hasta puede ser inexistente. Cuando alcanzan la adultez, apenas llegan a los 150 kg de peso y las vacas no pueden parir normalmente.
En la década de 1930 en la raza Hereford surgió una variante de corta talla y aspecto macizo conocida como «Comprest». Su explotación implicaba serias dificultades, entre las que se pueden citar, peso muy bajo al destete, lento crecimiento y producción de ejemplares enanos cuando se reproducían entre ellos.
Algunos años después apareció en las razas Aberdeen Angus y Hereford y probablemente en otras, un tipo de enanismo de carácter recesivo, conocido como «Snorter», y que pronto se constituyó en un serio problema.
El enanismo es heredado con carácter recesivo y se desconoce la razón por la que en ciertas ocasiones aparece. El único recurso del ganadero para evitarlo es utilizar animales con un pedigrí garantizado, cuyos antepasados no hayan presentado ningún caso.
Para determinar si un toro puede ser portador, se procede a estudiar su descendencia, apareándolo con vacas portadoras del gen a ciencia cierta.
En Colombia, se presentaron 2 casos en menos de 10 días en el año 2011 en los municipios de Tunja y Cómbita en el departamento de Boyacá, que fueron reportados por la Clínica Veterinaria de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Fuente: Adaptado de CONtexto Ganadero.
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