Nemátodos
- En los sistemas ganaderos, estos parásitos son un factor limitante por las afectaciones que generan a los animales y, por consiguiente, las pérdidas para el productor.
Los nematodos son gusanos cilíndricos que viven en el tracto digestivo de los bovinos y otros rumiantes. Se caracterizan por generar síndrome de mala digestión, anemia, inapetencia, diarrea, baja productividad e inclusive la muerte.
Según lo expuesto en el texto “Estrategias para el control de parásitos en bovinos en el departamento de Guaviare” de Agrosavia, los nemátodos producen lesiones en vísceras impidiendo el correcto aprovechamiento de los alimentos. (Lea: ¿En qué consiste la rumenitis en bovinos y por qué se produce?)
Estos parásitos están ampliamente diseminados en las zonas de climas cálidos, donde se tienen las condiciones ambientales adecuadas para que proliferen y permanezcan durante todo el año, aumentando las posibilidades de transmisión, sobre todo en los animales jóvenes.
Además, cuando las parasitosis se hacen crónicas, por lo general pasan desapercibidas, causando grandes pérdidas que se mantienen ocultas en la disminuida productividad del rebaño.
Actúan de forma insidiosa, afectando la capacidad productiva de los animales, lo que se nota en una escasa ganancia de peso y la reducción de la fertilidad, generando innumerables pérdidas en las explotaciones ganaderas.
Los nematodos habitan en el abomaso (géneros Ostertagia, Trichostrongylus, Haemonchus y Mecistocirrus), el intestino delgado (Trichostrongylus, Nematodirus, Cooperia, Bunostomum, Toxocara, Strongyloides) e intestino grueso (Oesophagastomum, Trichuris).
Síntomas:
La sintomatología incluye inapetencia, pérdida de peso, letargia, distensión abdominal, deshidratación diarrea, pelo hirsuto (seco, largo y quebradizo), edemas, mucosas pálidas y aumento de las frecuencias cardíaca y respiratoria.
Los perjuicios dependen de la especie de parásitos y el grado de infección, lo que, a su vez, depende de diferentes factores como las condiciones climáticas, la vegetación, el suelo, el manejo de las fincas, el sistema de producción, la edad del animal, la raza y el tipo de pastura.
Entre las estrategias de control están los compuestos antihelmínticos, introducidos en el mercado desde 1950, cuando apareció el tiabendazol, primer compuesto químico que se utiliza para el control de estos nematodos parásitos.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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