Los sistemas de riego surgieron por la necesidad de la agricultura de garantizar la adecuada cantidad de agua para los cultivos, sin desperdicios y para no depender, exclusivamente de la que llega del cielo.
José Efrén Fajardo, instructor del Sena Regional Norte de Santander define un sistema de riego como un conjunto de elementos y formas que permiten aplicar agua al suelo de una manera artificial con el propósito de que las plantas tomen lo necesario y se desarrollen. Adicionalmente tienen la ventaja de la optimización y racionalización del agua.
Sobre esta base, las empresas diseñadoras y productoras de estos sistemas han venido evolucionando en el mejoramiento de la tecnología, cualquiera que sea su tipo, para lograr más eficiencia en el consumo del agua, reducir la cantidad de materiales utilizados y hacer más efectiva por sus menores costos, la actividad agrícola.
De acuerdo con Jorge Sánchez, gerente de producción de Agrifim de Colombia S.A, firma fabricante, asesora y comercializadora de sistemas de riego, en los últimos años la tendencia es a utilizar menos materiales para que los equipos sean más asequibles al público. A manera de ejemplo plantea que el metro de línea de goteo (uno de los sistemas de mayor utilización) antes valía US$25 centavos y actualmente se puede conseguir en US$8 centavos puesto que a través de nuevas tecnologías, se ha disminuido el material utilizado.
Las clases de sistemas de riego de mayor aplicación en Colombia son los de superficie (llamado también de gravedad), aspersión (gran aspersión, aspersión, miniaspersión y microaspersión) y por goteo o localizado que se ha venido imponiendo, por su eficiencia ante situaciones como las generadas por el cambio climático y la necesidad de economizar agua.
Fajardo señala que cualquiera que sea el sistema de riego a ser utilizado, debe someterse previamente a un estudio, para determinar el más idóneo de acuerdo con las condiciones del suelo y con el tamaño del área sembrada y poder lograr los mayores rendimientos.
Para Alberto Campo, jefe de la Unidad de Riego de John Deere Water, el valor agregado de un sistema de riego está en lo que puede dar de manera adicional. Es decir, qué más da además de agua. Pueden ser nutrientes, o sea, llevar la fertilización química u orgánica a través del riego. Esto es lo que se denomina fertirriego, que es clave en el tema de productividad y resultados. Según señaló, con darle a la planta el alimento por medio del riego, se logran disminuciones en los costos de fertilización del 40%, en mano de obra del 30% y en controles de malezas se obtiene un ahorro de 20% porque sólo se humedece el área requerida.
Agregó Fajardo que lo que viene marcando las últimas tendencias en nuevas tecnologías para los sistemas de riego es la automatización, que permite mejor programación, más eficiencia en el manejo del agua y de los fertilizantes, realizar monitoreos, operar válvulas desde un punto remoto de la finca por medio de un panel de control y la programación automática del riego en horarios específicos.
Fuente: Agronegocios.