La madera plástica es amigable con el medio ambiente, porque se fabrica con materiales recuperados post industriales de polietileno de alta densidad, como galones, tarros, etiquetas, tapas y cuñetes entre otros.
Estos materiales se lavan, se pican y se aglutinan para transformarlos en la madera plástica, que luego se utiliza para moldear y fabricar productos para el uso agropecuario, industrial y minero entre otros.
Con la madera plástica se fabrican productos amigables con el medio ambiente, como postes plásticos, alambre plástico, portones plásticos para fincas, pisos plásticos, pesebreras plásticas, topellantas plásticos, vigas plásticas para minería, parques infantiles en madera plástica y hasta grandes eco proyectos como los glamping fabricados en madera plástica.
El uso de la madera plástica, sustenta las políticas de sostenibilidad ambiental y la economía circular, reduciendo la huella de carbono al recuperar y utilizar residuos plásticos, evitando la tala indiscriminada de árboles para su fabricación, con el fin de preservar nuestros recursos naturales como los bosques y las fuentes hídricas al no contaminarlas con materiales plásticos.
La durabilidad de la madera plástica se estima en 150 años y puede tener un nuevo ciclo de vida, que permite con la madera plástica fabricar nuevos productos.
La madera plástica es resistente a la lluvia, la humedad, a temperaturas extremas (bajas y altas), al contacto con productos químicos y al ataque de plagas y hongos.
Por otro lado, la madera plástica, no se corroe, no se pudre, no se decolora y es más resistente y durable que la madera tradicional.
Además en la fabricación de la madera plástica, se evita la liberación de gases contaminantes en los procesos de producción, para no contaminar el aire.
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