Establecimiento de pasturas
- La preparación de los terrenos y la de siembra de los pastos, son apenas una parte del éxito en el manejo de las praderas de las explotaciones ganaderas, que pretenden responder a las necesidades nutricionales de los bovinos.
En el Manual Práctico Ganadero, asegura Ricardo Arenas que es importante saber manejar la producción de las pasturas, bien sea que se las suministre a los animales en forma de pastoreo, que se corten para entregárselas en comederos o para conservarlas. (Lea: Nutrición y buen uso de pastos mejora los indicadores en las fincas)
Hay que tener en cuenta que con la siembra del material no termina el proceso de establecimiento de pasturas pues su manejo es la fase posterior a la siembra, siendo muy importante para optimizar su duración y calidad.
Un primer pastoreo muy rápido puede afectar drásticamente la pastura por daño de las plantas jóvenes por el pisoteo de los animales y el arrancamiento de las mismas desde la raíz. Cuando el pasto no está suficientemente enraizado, el animal no solamente consume los tallos, sino que arranca toda la planta, lo que trae consigo fallas graves en el establecimiento de estas.
En el caso del pastoreo tardío, este baja la calidad del alimento, aumentando también el pisoteo con lo que se reduce la rentabilidad de la inversión realizada al momento de la siembra. Por regla general, la primera cosecha o pastoreo se efectúa entre los 90 y 120 días posteriores a la siembra. Se recomienda realizar este primer pastoreo con animales jóvenes que no sean muy pesados. Este debe hacerse de forma rápida, pero intensa.
Lo anterior, para favorecer el macollamiento y evitar el sobrepastoreo. Esto hace que se reduzca el daño a la pradera recién establecida. Hay que anotar que durante toda la vida de la pastura es indispensable garantizar las condiciones de humedad, acudiendo de ser posible al regadío cuando las lluvias disminuyan.
Además se requiere garantizar la fertilidad, para lo que es conveniente establecer un programa de fertilización con las cantidades adecuadas y el orden de aplicación en los diferentes potreros.
Pastoreo rotacional.
Esta es una excelente alternativa del manejo de pasturas, toda vez que el orden de los procesos de pastoreo, riego y fertilización, no solamente permite una mejor conservación, sino también una notable reducción de costos.
El pastoreo rotacional consiste en la división de la pastura en potreros numerados y rotar ordenadamente el ganado, lo que permite racionalizar tiempos de ocupación y periodos de descanso, organizando la división de potreros de tal manera que cuando los animales lleguen al último, ya esté el primero totalmente recuperado y listo para iniciar una nueva rotación.
El tamaño de los potreros depende del número de animales y de la extensión total, pero se recomienda que sean relativamente pequeños con una permanencia máxima de 1 o 2 días para tener un mejor aprovechamiento de los pastos.
El tiempo de descanso del potrero también depende de la época del año y la especie de pasto. Si la pastura no es un híbrido, el tiempo de descanso debe terminar justo antes de que el pasto florezca para ser consumido sin florecer.
El buen manejo de una pradera basada en una adecuada división de potreros y una rotación permite:
– Mejor enraizamiento de las pasturas.
– Mayor calidad nutricional.
– Más producción de forraje.
– Mayor control de parásitos y enfermedades.
– Mejor recuperación del cultivo.
– Control de malezas.
– Mejor conservación de la fertilidad del suelo.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
Con el patrocinio de: