Estrés por calor
- Debido a la reducción del consumo originada por el estrés por calor en los bovinos, generalmente los nutricionistas aumentan la energía de la ración incrementando el aporte de concentrados y disminuyendo la cantidad de forrajes. Conozca algunas estrategias para el manejo que le pueden ayudar a sus animales.
Esta práctica es recomendable si se aporten los niveles mínimos de fibra efectiva requeridos para estimular la rumia y mantener un adecuado pH ruminal. Las vacas con estrés por calor disminuyen la rumia y tienden a seleccionar las partículas finas.
La combinación de raciones más concentradas y con la menor capacidad de los animales a conservar el pH ruminal, aumentan el riego de acidosis ruminal durante las épocas de calor.
Como lo explican Álvaro García y Fernando Díaz en artículo publicado en la Revista Frisona, estos problemas de salud ruminal se pueden apreciar en las granjas por una disminución del porcentaje de grasa de la leche y en el aumento de incidencia de cojeras. Para contrarrestarlo, estas pueden ser algunas estrategias: (Lea: ¿Cómo influye el estrés calórico en el metabolismo de los bovinos?)
Estrategias.
– Suministrar la comida durante las primeras horas del día, entre 5 y 6 a.m. y al anochecer, es recomendable para evitar que coincidan el máximo pico de producción de calor producido durante la digestión y las máximas temperaturas del ambiente.
– Evitar la falta de comida en el comedero. Se recomienda que esté entre el 0.5 y el 5% de la comida aportada antes de la distribución de comida fresca siguiente. El objetivo varía de acuerdo con el momento de la lactación. Los animales recién paridos requieren de la mayor cantidad de alimento disponible, seguidamente el grupo de alta producción y por último las de final de lactancia.
– Preferiblemente utilizar forrajes húmedos para mejorar la apetecibilidad. Además, como tienen bajos pH, retrasan el crecimiento de hongos y levaduras y disminuye el calentamiento. En algunas ocasiones, los hongos y las levaduras producen compuestos con sabor y olor desagradables.
– Es recomendable la inclusión de otros productos húmedos como melazas o pulpas de cítricos.
– Cuando la cantidad de materia seca de la dieta supera el 60% es necesario incluirle agua para disminuir este valor hasta el 50%. Añadir agua disminuye el polvo, mejora la melaza e incrementa la apetecibilidad de la dieta.
– Alimentar como mínimo 2 veces al día.
– Empujar el alimento en el comedero de 8 a 10 veces al día. Además, asegurarse de que en toda la línea del comedero haya alimento disponible ya que los animales se concentran a comer en las áreas con mayor ventilación o cerca a los bebederos.
Acciones preventivas.
– Para prevenir segundas fermentaciones de los ensilados debe realizarse un apropiado manejo de la cara opuesta del silo. Para evitar la infiltración de oxígeno, es conveniente extraer el silo con desensiladoras. Además, todo el silo que haya sido extraído debe utilizarse inmediatamente y evitar dejar en el suelo silo fermentado.
– Cuando es elevado el calentamiento de la ración en el comedero, pueden incluirse en la dieta estabilizadores de la ración para controlar el desarrollo de hongos y evitar segundas fermentaciones en el comedero.
– Alimentar con forrajes de buena calidad y alta digestibilidad. La mínima cantidad de fibra neutro detergente efectiva debe ser del 22% de la ración.
– Evitar el excesivo picado de los forrajes durante el proceso de mezclado.
– La administración de aditivos alimentarios como probióticos, hongos y levaduras mejoran la salud ruminal.
– Los animales secretan cantidades grandes de minerales durante los periodos de estrés por calor. Por eso debe aumentarse la inclusión de sodio, magnesio y potasio hasta niveles mínimos de 1.5, 0.45 y 0.45% de la dieta, respectivamente. Sin embargo, se debe mantener la concentración de cloro en 0.35% de la dieta por lo que no es conveniente usar sal común ni cloruro de potasio.
– Utilizar grasas para aumentar las necesidades energéticas, pero evitar la incorporación de grasa no protegidas de la fermentación ruminal como aceites vegetales, mantecas o cebos.
– Mantener los niveles máximos de almidones y azúcares en 26 y 8% respectivamente.
Los cereales que contienen almidones, cuyas velocidades de degradación son más lentas, como el maíz, son más apropiados que aquellos que tienen velocidades de degradación más rápidos como la cebada y el trigo.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
Lo invitamos a ver el siguiente video relacionado con los sistemas de ventilación para el control del estrés calórico en las actividades pecuarias y en la agricultura.
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