El Congreso Nacional de Cafeteros, conformado por delegados elegidos por los mismos productores, es la máxima instancia de representación del gremio cafetero y donde se analizan y debaten las políticas cafeteras.
Fue esta misma instancia gremial, la que le solicitó a la Federación Nacional de Cafeteros, transformar a la caficultura colombiana en una caficultura climáticamente inteligente, mediante la utilización del conocimiento de Cenicafé, que lleva más de 75 años investigando y generando tecnologías adecuadas para la producción de café de manera eficiente con calidad sostenible.
Uno de los ejemplos del cumplimiento de este mandato es la reciente publicación del avance técnico de Cenicafé # 445, en el cual se hacen recomendaciones sobre labores específicas para estar adecuadamente preparados y se lanzan “alertas tempranas” en relación con la posible presencia del fenómeno del Niño.
En ese documento, disponible para los caficultores interesados a través de la página web de Cenicafé y para todos los extensionistas del país, se hace gran énfasis en la fertilización agrícola como práctica fundamental para la productividad de los cultivos.
Se resumen algunos apartes para tener en consideración: Los cafetales, de igual forma que los demás cultivos, requieren de nutrientes para crecer y producir los frutos. Parte importante de esos nutrientes proviene del suelo, pero en la mayoría de las veces, es necesario complementarlos mediante la fertilización agrícola. Si las plantas se encuentran bien alimentadas son más sanas y resisten de mejor manera condiciones desfavorables, como las sequías. Una nutrición adecuada en presencia de El Niño es clave para conservar u optimizar la productividad.
Vale la pena recordar que las plantas toman los nutrientes únicamente del suelo. Esto quiere decir que en períodos secos como en ocurrencia de El Niño, cuando el agua escasea, se reduce sustancialmente la absorción de nutrientes, pudiendo llegar a detenerse casi por completo; además, se necesita del agua para la disolución de los fertilizantes.
Por ello, la decisión de aplicar los fertilizantes debe basarse tanto en la disponibilidad y cantidad de agua, como en la distribución de las lluvias.
En zonas con alto riesgo de escasez de agua solamente se deben programar dos aplicaciones del fertilizante por año. Es necesario procurar que se absorba la mayor cantidad posible de nutrientes antes de que se inicie el período crítico de sequía, con el fin de poder soportar las condiciones extremas que se aproximan.
Por lo general, los períodos más secos se presentan de enero a marzo y de junio a septiembre, por lo que se recomienda evitar fertilizaciones cercanas a estas fechas. Por ejemplo, puede hacerse una fertilización en septiembre-octubre y otra en marzo-abril.
La ocurrencia de un sólo evento de lluvia durante el período de sequía no garantiza que existan las condiciones de humedad para la aplicación de los fertilizantes. El éxito de esta labor se asegura en la medida en que las lluvias se hacen más frecuentes. De no ocurrir esto, se limita significativamente el resultado de la fertilización. En todo caso, para realizar la aplicación de los fertilizantes es absolutamente necesario que el suelo se encuentre húmedo.
Fuente: Agronegocios.
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