En la publicación Agronegocios del 30 de enero de 2013, ha sido publicado un artículo que hace referencia a la importancia del cuidado de los suelos para obtener una exitosa producción.
De acuerdo con ella, la tierra es la base primordial de la agricultura, por lo que su preparación y acondicionamiento son elementos claves para el proceso productivo.
En general Colombia tiene el privilegio de tener territorios fértiles para la producción de alimentos con buenos niveles de productividad. Sin embargo, las condiciones para acceder a mercados internacionales, son cada vez más exigentes en aspectos como la calidad y uniformidad.
Para lograr esto, es indispensable realizar un adecuado abonamiento del suelo y fertirriego, lo que permite mejorar la porosidad y densidad del suelo, contribuyendo a una mejor calidad de la cosecha.
De acuerdo con Alfonso Martínez, funcionario de Corpoica, en términos generales, en Colombia existen dos tipos de suelos. Por un lado, se encuentran la serie de suelos de Montenegro, los cuales están constituidos por andisoles, provenientes de cenizas volcánicas, en los cuales, por las condiciones ambientales, es posible la acumulación de materia orgánica, con una muy buena fertilidad natural.
Por ello, cuando se realizan cultivos en este tipo de suelos, solo se requiere mantener la fertilidad natural mediante fertilizaciones de mantenimiento aplicada a los cultivos y realizar las correcciones particulares que se puedan requerir.
De otra parte existen los denominados suelos de la altillanura colombiana, los cuales son pobres en la generalidad de los elementos minerales, pues durante mucho tiempo, las altas temperaturas y los altos niveles de precipitación de las lluvias, no han permitido la acumulación de materia orgánica y los demás elementos nutricionales se han perdido por el efecto de lavado.
Existen diversas prácticas que sirven para la preparación de suelo, como la aplicación de cales para reducir la acidez y la toxicidad del aluminio, la siembra de varios ciclos de cultivos anuales para incrementar el contenido de los elementos nutricionales de los suelos y posteriormente la siembra de pasturas para ganaderías intensivas o cultivos perennes como el caucho u otras especies forestales, según lo explica el funcionario.
Adicionalmente, según las necesidades, los suelos deben ser acondicionados con sistemas de riego y drenaje, para optimizar los resultados de los cultivos.