Temporada de lluvias

Foto: Bloomberg
En Colombia, la temporada de lluvias se ha intensificado durante los primeros meses del año, lo que representa un significativo desafío para el sector agrícola.
Las precipitaciones excesivas pueden ocasionar inundaciones, enfermedades en los cultivos y erosión en el suelo, lo que significa un riesgo para la salud alimentaria y la economía rural.
Frente a esto, implementar prácticas de agricultura sostenible y realizar una adecuada gestión de los cauces de agua, pueden ser importantes estrategias para mitigar estos impactos.
De hecho, según lo indica el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, la actual temporada de lluvias ha superado los promedios históricos en varias regiones del país.
En lo corrido del año, el Ideam ha advertido sobre posibles aumentos en la intensidad y la frecuencia de las precipitaciones, especialmente en la Amazonia y en la región Andina. Esto generó un aumento en los desbordamientos de ríos y los deslizamientos de tierra, lo que pone en riesgo extensas áreas de cultivo del país.
Es por ello que el establecimiento de prácticas agrícolas sostenibles se ha convertido en una herramienta fundamental para hacerle frente a los desafíos climáticos actuales.
Prácticas recomendables:
Entre estas prácticas se incluyen, el uso de abonos orgánicos, la rotación de los cultivos y el establecimiento de sistemas agroforestales que combinan cultivos agrícolas con árboles, ya que los árboles actúan como esponjas y retienen parte del agua de la lluvia.
Estas técnicas no solamente mejoran la fertilidad del suelo, también aumentan su capacidad de absorción de agua, para reducir el riesgo de inundaciones y de erosión.
Un destacado ejemplo de esto, es el trabajo efectuado por el científico Joe Tohme en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat).
Tohme ha liderado proyectos como “Semillas del Futuro”, un banco genético que conserva más de 67.000 variedades de cultivos adaptados a diferentes condiciones climáticas. Esta iniciativa, además de innovadora, busca proporcionarle a los agricultores, semillas resistentes a inundaciones y a otras adversidades climáticas.
Por otro lado, el mantenimiento y la conservación de los cauces naturales de agua son aspectos fundamentales para prevenir los desbordamientos que afectan las condiciones de los cultivos.
La limpieza regular de quebradas y ríos, así como la reforestación de las riveras, constituyen una gran ayuda para el control del flujo hídrico generado por las lluvias y minimizar el riesgo de inundaciones.
La efectiva implementación de estas estrategias requiere de la colaboración entre agricultores, entidades gubernamentales y comunidades locales.
Por su parte, el Gobierno Nacional ha reconocido lo grave de la situación y, en noviembre del 2024, declaró el estado de desastre natural por las fuertes lluvias que afectaron cerca de 46.000 familias de regiones como Bogotá, Chocó y La Guajira. Con esta medida se buscaba agilizar la respuesta de los entes públicos y destinar recursos a las áreas afectadas, para promover las prácticas agrícolas sostenibles y una apropiada gestión de los recursos hídricos.
Fuente:
Adaptado de Agronegocios de La República. Autora: Juliana Ramos Mosquera.
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