Herraduras
- Herrar un equino normalmente tiene un costo de $120.000 cuando las herraduras son de metal, sin embargo, cuando son de otros materiales como plástico, cuesta cerca de $500.000
Las herraduras se han convertido en aspecto esencial de los caballos. Son fabricadas de metal, caucho, plástico, cuero, entre otros y se emplean como protección de los cascos para evitar el desgaste y la ruptura. Al respecto se tienen diversos puntos de vista, algunos consideran esta práctica como innecesaria, mientras que otros piensan que su uso es indispensable.
El director técnico de Fedequinas y herrador Camilo Escamilla Triana, veterinario especialista en la universidad de Buenos Aires, afirmó que sí es necesaria usar las herraduras en caballos que realizan alguna labor o deporte, o en caballos de alto rendimiento, pero no para caballos silvestres o que están sedentarios en establos sin ningún propósito específico, más que el de ser una mascota.
Este proceso se realiza porque los cascos de estos animales se llegan a desgastar mucho más en comparación con su crecimiento.
Según lo explicó Triana, decidieron emplear este método por las claudicaciones. En las guerras eran montados los caballos con gran frecuencia y se dieron cuenta de la necesidad de utilizar algún tipo de ‘herramienta’ para proteger los cascos, ya que había mucha humedad y se deterioraban las paredes y la suela. Para esto empezaron a usar como protección alpargatas y botas de cuero amarrado. Luego, con el avance de la tecnología, empezaron a utilizar las herraduras y los clavos.
Normalmente, herrar un caballo tiene un costo de $120.000 cuando son de metal, sin embargo, según indicó el experto, cuando se realiza con otros materiales como plástico, vale aproximadamente $500.000. La mano de obra puede costar entre $40.000 y $50.000.
Beneficios:
Sin estas protecciones, los caballos de competencia bajan significativamente su rendimiento, afectando a sus dueños.
Comentó Triana que algunas veces las herraduras no son solamente fisiológicas, para proteger y obtener mayores rendimientos, sino que son ortopédicas o médicas para cumplir funciones como contrarrestar alguna enfermedad o inclusive mejorar condiciones preestablecidas perjudiciales para el caballo.
Esta es una de las razones por la que es necesario realizar esta práctica, pues ayuda a prevenir o curar un padecimiento de raíz, como la laminitis o la infosura, que es una patología sistémica que afecta directamente los cascos y es una inflamación que causa deterioro, separación o desprendimiento y necrosis, también puede curar el síndrome navicular equino, una claudicación crónica de las extremidades que produce dolor en el hueso navicular y a su vez problemas de tendones, ligamentos, suela, entre otros.
Agregó Triana que hay enfermedades que son tratadas por un veterinario con una formulación determinada, pero es necesario acompañar el proceso con una herradura terapéutica.
Las herraduras se deben poner a las 5 o 6 semanas luego de nacido el potrillo. Esto varía y dependiendo del crecimiento de los cascos y de su desgaste, pueden cambiarse cada 4 semanas, mínimo una vez al mes.
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Fuente: Adaptado de Agronegocios de La República. Autora: Nicolle Altamar.
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