Conocido como Agraz en Boyacá y Cundinamarca y como Mortiño en Antioquia, este fruto del género Vaccinium, es una planta que crece de manera silvestre en la zona Alto Andina, entre los 2.000 y 3.000 m.s.n.m, según la Fundación Agrodiva. Como forma parte de la familia de las ‘berries’ es un fruto muy semejante en apariencia y tamaño, al conocido Arándano.
Según el agrónomo y representante de Agrodiva, Georg Weber, la mayor cualidad y potencial del Agraz es que aunque en América hay varias plantas del mismo grupo botánico de blueberries en la zona Andina solamente está el Agraz, con el mismo potencial de utilización que tienen las bayas de Arándano que ya son consumidas ampliamente en otras zonas del país.
Esta condición facilita su adaptación a un escenario de producción comercial al interior del país e inclusive repercute en el precio al consumidor, pues los costos son menores que los de su hermano norteamericano, el Arándano, que por ser una especie no nativa, requiere de grandes inversiones tecnológicas para mantener una producción de calidad tipo exportación.
De acuerdo con un estudio adelantado por la Universidad Nacional de Colombia, los 2 departamentos colombianos donde se reporta mayor existencia de la especie son Boyacá y Cundinamarca. Esto se contrasta con testimonios de habitantes de Ráquira, como el de Arturo Aguilar, quien hoy está dedicado a la producción de Agraz, quien relató que “desde niño creció viendo estos arbustos en las partes más altas de las fincas, entonces subían en familia, los recogían de a ‘puñaditos’ y los comían ahí o los bajaban a las casas para elaborar jugo.
Así mismo, como lo recuerda Mariela Molina, productora de Agraz: “nuestros padres decían que muchas de estas plantas tenían más de 50 años dando frutos, por lo que vimos la posibilidad de empezar a consolidar un negocio”. Así mismo lo vieron cientos de productores de lo que hoy constituye uno de los más prósperos corredores productivos del Agraz (Ráquira, Tinjacá, Guachetá, Machetá, Chiquinquirá, y San Miguel de Sema) que hoy tienen como una importante fuente de ingresos la producción de la baya realizando una mínima inversión.
Ello, debido a que el arbusto realmente no requiere de muchos insumos para producir frutos de manera constante. Sin embargo, la investigadora Ph.D de Corpoica, Clara Inés Medina, hizo parte de una investigación promovida por Corpoantioquia y universidades como la Nacional y la Católica, en la que recolectaron germoplasma en nueve municipios Antioquia, donde pudieron apreciar la importancia de la especie como alimento funcional con su contenido de antioxidantes.
Además, seleccionaron los mejores materiales por atributos como el tamaño o el dulce del fruto, características que gustan más porque son más cercanas al arándano. Aunque el proyecto no continuó, parte de las parcelas cultivadas con esos materiales están dando buena fructificación a los agricultores de la zona.
¿Cómo está funcionando el mercado?
El mercado continúa siendo totalmente local dado que la producción total del país, que según los agricultores puede ser de 15 a 20 toneladas por semana en épocas de cosecha en la región central, aún no satisface la demanda interna.
Inclusive, debido a que su precio que puede llegar a $3.500 por libra, sin intermediarios, es mucho más económico que otras variedades de ‘berries’ haciendo que restaurantes como Crepes & Waffles o Wok adquieran directamente y a precio justo el producto a los cultivadores. Según Weber hay que aprovechar el precio del mercado pues ven un gran potencial en el sector de alimentos y salud, que aunque es incipiente aún, puede verse cómo en otros países se emplean los frutos silvestres como el Agraz para elaborar salsas para carnes.
El mercado está en manejado gran parte por intermediarios que facilitan el contacto con los agricultores, pero con condiciones de calidad que no están aún bien definidas. Para Weber, lo que hay que realizar es adaptar las normas internacionales que existen para los arándanos.
Fuente: Adaptado de Agronegocios de La República. Autor: Katherine Alfonso.
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