Nutrientes del suelo.
⦁ El fin del empleo de fertilizantes para las pasturas es asegurar que los nutrientes esenciales estén presentes en la oportunidad y cantidad requeridas para que sean absorbidos por las plantas, con mínimas pérdidas que contaminen el ambiente. Veamos el Nitrógeno (N), el Fósforo (P) y el Potasio (K).
Afirma INIA (Chile), en el Manual Bovino de Carne (Editor: Marylin Tapia M. / Verónica González M. 2017), que la aplicación de los fertilizantes hace la diferencia de la producción entre una pradera fertilizada y otra que no lo es. Así lo muestran evaluaciones hechas por INIA Remehue, Osorno donde explica cada uno de los elementos y su función. Veamos el Nitrógeno (N), el Fósforo (P) y el Potasio (K), los cuales son requeridos en cantidades relativamente grandes, junto con el Magnesio (Mg), el Azufre (S) y el Calcio (Ca).
Nutrientes del suelo:
Nitrógeno (N)
El nitrógeno es el elemento de mayor abundancia en las plantas, representando entre el 2 y el 4% de su materia seca. Hace parte de la clorofila y es responsable del color verde oscuro de hojas y tallos , del crecimiento vigoroso, producción de hojas, macollaje, y del alargamiento y la formación de los granos.
Su aplicación en dosis altas sólo se recomienda cuando se cultivan gramíneas puras o de corta duración, que requieren un crecimiento rápido.
En el caso de mezclas de leguminosas y gramíneas para tener praderas permanentes, la aplicación de dosis altas es dañino pues se inhibe el proceso simbiótico (en la atmósfera el nitrógeno es muy abundante, no obstante, las plantas no pueden asimilarlo en su forma elemental, teniendo que obtenerlo del suelo principalmente en forma de amonio o nitratos).
La fijación biológica de Nitrógeno es clave en la biósfera, mediante este proceso, microorganismos portadores de la enzima nitrogenasa transforman el Nitrógeno gaseoso en Nitrógeno combinado.
El grupo de bacterias (conocido colectivamente como rizobios) induce en las raíces o en los tallos de las leguminosas, la formación de estructuras especializadas o nódulos, dentro de los que el Nitrógeno gaseoso es reducido a amonio.
Se considera que este proceso contribuye entre el 60 y el 80% de la fijación biológica de Nitrógeno. La simbiosis se inhibe si existe un exceso de amonio o nitrato en el suelo. Esta simbiosis contribuye con una considerable parte del Nitrógeno combinado en la tierra y permite a las leguminosas crecer sin fertilizantes nitrogenados, sin empobrecer los suelos; por lo que se recomienda aplicar dosis bajas (de 25 a 30 kg/ha), que suplan el periodo entre la germinación y el inicio de la fijación simbiótica, ya que en plantas que han nodulado normalmente puede haber deficiencias.
Fósforo (P).
El fósforo en las plantas es menos abundante en comparación con el Nitrógeno y el potasio. Su contenido en plantas deficientes en Fósforo normalmente alcanza el 0,1% de la materia seca.
Es un elemento esencial para la división celularel, el crecimiento, la elongación radical, el desarrollo de semillas y frutos y la madurez temprana.
Los síntomas de deficiencia normalmente inician en las hojas más viejas que se caracterizan por una coloración de azul verdosa a rojiza.
La corrección del Fósforo en el suelo se realiza con fertilización en la siembra y las dosis son en función de la magnitud de la deficiencia y del tipo de suelo.
Potasio (K).
El Potasio es el segundo mineral más abundante en la planta después del Nitrógeno. Está involucrado en la fotosíntesis, en la actividad de más de 60 enzimas y en el movimiento de sus productos (fotosintatos) a los órganos de almacenamiento (semillas), en la generación de resistencia contra varias plaga, enfermedades y condiciones de estréss, así como en la economía del agua.
El síntoma general de deficiencia de Potasio es la clorosis a lo largo de los bordes de las hojas, seguido por la quemadura de las hojas viejas. Las plantas muestran entrenudos acortados y crecimiento achaparrado.
Fuente: Adaptado de CONtexto Ganadero. Nutrientes del suelo
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