Septicemia neonatal
Una de las formas más efectivas de evitar la septicemia neonatal bovina es garantizando el suministro de calostro. Foto: www.delaval.es / www.elmercurio.com / haciendatv.com.
- La septicemia neonatal es una importante causa de morbilidad y mortalidad en el ganado vacuno, que se caracteriza por la presencia de organismos patógenos y sus componentes en el torrente sanguíneo. Conozca la forma de transmisión y prevención.
Según un artículo de Johann Ricardo Baquero Parrado, master en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia, la septicemia neonatal bovina se presenta por una falla en la transferencia pasiva de inmunoglobulinas calostrales, que recibe la cría cuando toma leche de su madre.
Así mismo, otras causas pueden ser las deficientes condiciones sanitarias del establo de parto o un inadecuado manejo umbilical. Las rutas de infección incluyen el útero, el cordón umbilical, el tracto respiratorio o el gastrointestinal.
Los signos clínicos son inespecíficos, y contemplan, entre otros, hipotermia o fiebre, taquicardia, onfaloflebitis (inflamación de ombligo), hipoglicemia, taquipnea, poliartritis, reflejo de succión reducido, convulsiones, ataxia, recumbencia (incapacidad de pararse).
De manera más detallada, también pueden apreciarse alteraciones hemostáticas que llevan a la reducción del retorno venoso, depresión miocárdica y resistencia vascular sistémica con hipotensión progresiva que conlleva al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, síndrome de disfunción de órganos múltiples, choque séptico y muerte.
El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), sucede como respuesta a un proceso infeccioso denominado sepsis que puede terminar en choque séptico. Se caracteriza por hipotensión e hipoperfusión refractarias a la administración de líquidos, por lo que se requiere de la asistencia de fármacos para mantener la presión arterial.
El síndrome de disfunción de órganos múltiples (SDOM), se caracteriza por la alteración en la función orgánica, cuya homeostásis no puede ser mantenida por la persistencia del déficit de perfusión (en este caso flujo de oxígeno).
Para diagnosticar la septicemia neonatal bovina, debe recurrirse a la historia clínica del animal y al examen físico, aunque se prefiere el uso de urocultivo, hemocultivo o cultivo de líquidos sospechosos, como el sinoval, abdominal, cefalorraquídeo o pleural.
Una vez es detectada la enfermedad, debe iniciarse un agresivo tratamiento con terapia antimicrobiana de amplio espectro (con base en el hemocultivo), así como soporte respiratorio, cardiovascular y térmico, acompañado de suministro nutricional.
En relación con la prevención, debe asegurarse la adecuada transferencia pasiva de Ig mediante el consumo de calostro, así como el cuidado umbilical, reduciendo la exposición de los terneros a elementos patógenos.
En efecto, debe garantizarse el consumo de calostro y mejorar las prácticas del manejo de los bovinos, especialmente conservando ambientes limpios y libres de agentes que puedan ocasionar la enfermedad.
Fuente: Adaptado de CONtexto Ganadero.
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