Salud equina.
Existen diferentes determinantes que ayudan a conocer si nuestro caballo está padeciendo algún tipo de enfermedad, algo que se puede llegar a saber realizando un examen sencillo del animal.
Dolencias como las heridas resultan muy fáciles de apreciar y tratar, pero existen otras de carácter interno que son mucho más difícil llegar a conocer de su existencia.
A continuación se presenta una serie de elementos que ayudan a diferenciar entre un caballo que se encuentra sano y otro que tiene alguna enfermedad.
CABALLO SANO:
- Ojos brillantes y limpios.
- Pelaje brillante, sin caída de pelo.
- A la hora de comer lo hace bien, mascando con facilidad.
- Su orina es casi transparente o de color amarillo pálido.
- Sus extremidades y cascos deben estar fríos, sin inflamaciones.
- Al andar, reparte el peso de manera uniforme entre sus cuatro extremidades. Tenga en cuenta que el constante cambio del peso de una extremidad a otra, especialmente en las delanteras, no es un buen síntoma.
- Su temperatura se encuentra alrededor de los 38ºC.
- En reposo, su pulso oscila entre las 36 y 42 pulsaciones por minuto.
- Su respiración, también en reposo, varía entre 8 y 12 inspiraciones por minuto, realizándose con suavidad y sin esfuerzo.
CABALLO ENFERMO:
- El aspecto general es de tristeza y abatimiento.
- Orejas caídas hacia atrás, cabeza baja y ojos inexpresivos y apagados (incluso en ocasiones llorosos).
- Su pelo ha perdido el aspecto brillante y se muestra opaco.
- Si se echa sin un motivo claro, debemos tener en consideración que es un síntoma de enfermedad.
- Si escarba, suda mucho y se muestra inquieto, lo haremos ver por un veterinario, puesto que todos son síntomas de un cólico.
- Para determinar la existencia de una contusión, se requiere palpar la zona, ésta existirá si se detecta calor (en ocasiones viene acompañado de una clara inflamación).
- Aunque las cojeras pueden ser evidentes, en ocasiones es difícil identificar en cuales extremidades se presenta la dolencia, para poder darle solución. Una forma de saberlo es la siguiente:
En primer lugar observamos los cascos, tratando de apreciar si alguno está caliente o si presenta alguna herida o piedra encajada.
A continuación palpamos toda la extremidad.
Seguidamente, hacemos que trote, teniendo en cuenta que: si la cojera se encuentra en los anteriores, baja la cabeza al cargar el peso en la mano buena y la levanta al pisar con la mano que le genera dolor. En caso de que la cojera se presente en las extremidades posteriores, el corvejón y la cadera del pie afectado, parecen levantarse más al pisar.
Por supuesto, todo lo aquí comentado, solamente sirve como una primera aproximación a un posible problema. En caso de comprobarse que este existe o que simplemente se observa que el aspecto general del caballo se deteriora, lo más adecuado es ponerse en contacto con el veterinario, quien es el único que puede determinar la presencia de la enfermedad y el tratamiento más adecuado para cada caso.
Fuente: elgalope.com
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