Mión
- El Mión, una plaga que ataca las pasturas y que no se encontraba en lugares superiores a los 3.000 metros sobre el nivel del mar, ya alcanzó estas altitudes y lo hizo en Nariño.
Según Diego Rosendo Chamorro Viveros, investigador y líder de la Red de Fincas Silvopastoriles de Nariño, la plaga fue detectada el 9 de marzo y se está a la espera de que el ICA emita una alerta fitosanitaria donde se informe sobre el problema para que se tomen las medidas necesarias.
Es tan serio el problema que está allí, pero no se ha evidenciado porque nunca nadie enseñó nada sobre esto y se confunde con otras moscas o pasa desapercibida pues su grosor es de 7 milímetros.
En estas épocas de lluvias la plaga se multiplica. Ya se tienen identificadas varias fincas donde se tienen daños económicos porque hay parte de las pasturas quemadas.
De los 18 municipios que tienen relación con la ganadería y el páramo, más del 60% tienen Mión y no están enterados. Los municipios afectados por ahora son Pupiales, Ipiales, Aldana, Funes, Potosí e Iles.
Señaló el profesional que el problema del Mión puede desencadenar una seria limitante en la oferta de forrajes sobre todo de kikuyo, aunque también ataca otras especies como el raigrás y la falsa poa.
Gracias a la red de fincas silvopastoriles, pudo identificarse que hay 2 especies de esta plaga que están atacando, son los géneros Aeneolamiay Zulia. El ICA está en el proceso de recolección de algunas muestras para verificar la información porque el problema es complejo.
El problema fue detectado a raíz de la realización de un programa de televisión para el cual fueron visitados algunos predios, entre ellos la finca Santafé El Mirador, del municipio de Ipiales, conocida como la última finca de Colombia puesto que limita con una perteneciente al municipio de Tulcán en Ecuador y cuando caminaban por los potreros se detectó la presencia de la mosca.
Para combatir esta plaga se tienen 2 estrategias, por un lado un control cultural que inicia con el monitoreo para detectar el problema. Una vez se confirma que está, se realiza uno más técnico para determinar si hay daño económico.
En tal sentido Cenicaña ha diseñado unas trampas de plástico de 60 x 40 centímetros donde quedan adheridas las moscas y según el número de insectos que están atrapadas se puede saber si es leve (entre 0 y 30), intermedio (de 31 a 49), alto (de 50 a 99) y muy alto (mayor a 100).
El control cultural que es apropiado cuando el daño es leve o intermedio y consiste en un sobrepastoreo para que a las ninfas les llegue la luz del sol, las deshidrate y las mate. Luego se debe abonar el pasto para que se recupere.
El problema está en las pasturas que forman colchones como el kikuyo porque las ninfas están escondidas y la luz no les llega.
Cuando es más grave el problema se pasa a control biológico. Para ello existe el hongo Metarhizium anisopliae que se encuentra en el comercio y se aplican 2 kilos por hectárea.
Sin embargo en los casos más severos se debe acudir al control químico que es el extremo y que por el momento no se ve la necesidad en el caso de Nariño.
El salivazo es como una helada que seca las praderas y si no se dispone de pasto hay que adquirir concentrados, ensilajes, heno o henolajes para alimentar al ganado con los mayores costos que ello representa.
Adicionalmente, las moscas entierran los huevos y no les pasa cuando llega la sequía, pueden permanecer hasta 7 meses enterrados y eclosionan cuando llegan las lluvias.
El Mión es la plaga más importante de las praderas de América Latina. Es una mosca y en su ciclo entierra huevos de los que en 32 días salen ninfas que succionan la savia en el borde del tallo con la raíz formando una especie de espuma. Por ello, también se le conoce como salivazo.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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