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- Expertos afirman que el empleo de estas sustancias constituye la nueva tecnología de la nutrición animal, sobre todo de los bovinos, por sus propiedades de aumentar la productividad.
Los taninos son compuestos sintetizados por algunas plantas y en la gran mayoría se encuentran de forma natural. Forman parte de diferentes forrajes y concentrados como henos de granos leguminosas, hojas y frutos, entre otros.
Se dividen en condensados e hidrolizables. Los primeros son los más comunes y pueden hallarse en especies de árboles como la acacia o el roble, o en frutos como la uva.
Aunque los taninos poseen diferentes características constitutivas, todos tienen la capacidad de unirse a las proteínas. Un moderado nivel de esta sustancia protege las proteínas del ataque ruminal, para que sean utilizadas en la producción de leche y carne.
En general, tienen diversa aplicaciones en la alimentación de los animales. Por ejemplo, según se ha demostrado, inhiben el crecimiento de las bacterias, deteriorándolas por el enlace que se crea en la célula entre el tanino y la proteína que afecta el transporte de enzimas a la pared celular.
También han mostrado propiedades antiparasitarias, evita el empaste de las leguminosas en el rumen y reduce la contaminación por una menor emisión de nitrógeno y metano al ambiente.
También sirven como astringentes y limitan el excesivo consumo en terneros que podrían comer de manera desmesurada, contribuyen al incremento de proteína sobrepasante y algunos funcionan como preservantes de ensilados proteicos.
Vale aclarar que el efecto de estas sustancias en la salud y nutrición de los animales es variado, pues depende del origen de los taninos, sus diversas formas químicas y su concentración en la dieta alimenticia.
En países como Uruguay y Argentina se utilizan los taninos como aditivos en la alimentación para mejorar la producción de carne. Algunos estudios han evidenciado mejoras en las ganancias de peso diarias entre 8 y 10%. En relación con la leche, se identificaron mayores niveles de proteína, entre 1 y 2 décimas de punto.
De otro lado, este producto se ha preferido por encima de otras sustancias como la monensina, porque no presenta las restricciones de esta.
Además, el uso de este aditivo natural en la alimentación de los rumiantes también ha cobrado interés ya que no tiene restricciones en su utilización como si las tiene por ejemplo la monensina.
Aun cuando son numerosas las ventajas, es importante tener en consideración que el principal efecto negativo es la reducción de digestibilidad, pues tienen un efecto inhibidor sobre una serie de enzimas que disminuyen la deglución del alimento.
En todo caso, se recomienda su utilización como acompañante de las dietas en dosis moderadas, con el fin de mejorar los índices de producción tanto de rumiantes adultos como jóvenes y así obtener un mayor rendimiento en el consumo habitual de la comida de los bovinos.
Fuente: Adaptado de CONtexto Ganadero.
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