Fardos
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Fardos pequeños de henolaje. Foto: croper.com
- El henolaje en fardos pequeños es alternativa viable y económica para medianos y pequeños ganaderos en las épocas de escasez de alimento para el ganado.
De acuerdo con el administrador agropecuario Edgar Rincón, en charla de TVGan, existen 3 métodos muy conocidos para la conservación de forrajes, el primero es el heno, un producto muy seco con materia seca cercana al 90%; uno intermedio, el henolaje, donde la materia seca está entre 50 y 60%; y, el más común, el ensilaje en el que la materia seca oscila entre 20 y 30%.
Hay zonas del país, como en el caso del clima frío, donde no se alcanzan materias secas por encima del 15%.
En el henolaje no se tiene un material ni tan húmedo ni tan seco y puede garantizarse la calidad nutricional de la pastura.
Existe una presentación pequeña, muy práctica para los pequeños productores que es más económica, se puede transportar fácilmente y los trabajadores de la finca lo pueden manipular y llevarlo a los lotes de ganado más fácilmente.
Además, puede administrarse la cantidad según la necesidad particular. Si por ejemplo se requiere suplementar el ganado con 200 kilos de pasto, se abren 4 o 5 fardos.
La vida útil de los fardos pequeños, sin abrirlos, es superior a seis meses sin problema.
La clave es que el plástico se encuentre en buenas condiciones, no esté roto y esté templado. Cuando se rompe, se altera el proceso de fermentación y empieza una etapa de putrefacción.
Para garantizar la calidad del forraje, tanto en henolaje como en ensilaje es importante utilizar inoculantes porque ayudan a acelerar la fermentación. Además contiene unas bacterias que contribuyen a evitar la mezcla con tierra que puede tener patógenos indeseados.
Cuando este tipo de materiales ricos en proteína y bajos en energía se está fermentando, es importante agregarles fuentes de carbohidratos como la melaza que ayuda con la palatabilidad para que el ganado lo acepte bien.
Estos suplementos le aportan al ganado la cantidad de pasto que por diferentes razones no logran consumir en los potreros. Entre 5 y 8 kilos de este material suplementan un ejemplar garantizándole la cantidad de materia seca que requiere, señaló Rincón.
Puede utilizarse raigrás o kikuyo, así como leguminosas como alfalfa o carretón, y otros productos como la avena.
Por su parte, Jaime Soriano, Ingeniero Agrónomo manifestó que las bolas grandes de 500 kilos, si se abren hay que usarlas lo más rápidamente posible puesto que de lo contrario, se pierde buena parte del material, lo que es un limitante para los pequeños productores cuando pueden utilizar esa clase de productos.
Además, se requieren muchas personas o un tractor para movilizar una bola de estas y no todos los productores pequeños disponen de este tipo de elementos.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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