Conservación de forrajes
- Cuando se analiza la relación costo/beneficio de la conservación de forrajes se concluye que esta práctica resulta mucho más beneficiosa que llegar a tener que vender los animales por falta de alimentación.
Según lo plantea el médico veterinario Ricardo Arenas, en un capítulo del Manual Práctico Ganadero de la Federación Colombiana de Ganaderos, los cultivos forrajeros para corte y suministro fresco o mediante métodos de conservación para ser utilizados en otras épocas constituyen una excelente alternativa nutricional y reducen la variabilidad de la dieta que tanto afecta a los bovinos.
Explica que el alimentar rumiantes es alimentar las bacterias del rumen, pues estas son las que degradan los alimentos y permiten absorber los nutrientes por parte del animal.
Por esto, la estabilidad de la dieta redunda en beneficios para los animales al mantener las condiciones de acidez más constantes en favor de las bacterias. (Lea: ¿Cómo se deben conservar los forrajes en épocas críticas?)
Además, mantener el pH ruminal favoreciendo la flora intestinal y en consecuencia la digestión, aumenta la convertibilidad de los nutrientes en carne y leche, mejorando la productividad ganadera.
Esto solamente se logra suministrando la cantidad y calidad adecuada de nutrientes por lo que una muy buena alternativa es el suministro de forrajes conservados como henos, silos o henolajes, principalmente para las épocas en las que se ve afectada la oferta forrajera de los potreros.
Disponer de forrajes almacenados permite superar la disminución de la oferta forrajera en las épocas críticas del año.
Los forrajes:
El establecimiento de cultivos forrajeros para la conservación es una práctica recomendable en la planeación del hato. De ahí que la administración de la producción de forrajes o la planificación forrajera sea una herramienta fundamental para convertir la finca en un negocio productivo.
Asegura Arenas que siempre será más rentable producir y almacenar forrajes en las épocas de abundancia y consumirlos en las de escasez que salir de los animales o tener que adquirir concentrados y suplementos para el sostenimiento del ganado en buenas condiciones, en las épocas críticas.
En primer término se debe definir el sistema que más se ajusta a las condiciones particulares de la explotación ganadera, puesto que en casos como la producción de henolaje y la henificación requieren de maquinaria especializada, mientras que el ensilaje es menos exigente en este aspecto.
Igualmente es importante determinar qué forraje se va a almacenar ya que de ello depende la elección del método de conservación más adecuado.
Una vez se ha establecido lo anterior, debe definirse el área que producirá el forraje, ya sea que se henifique el pasto de un potrero establecido o se cultive un lote con maíz, caña, sorgo, millo u otras especies que ofrezcan ventajas para ensilar. Esta área se deberá mantener aislada del ganado y cosecharse en el momento adecuado.
Antes de suministrar el forraje, debe examinarse y desechar lo que se encuentre alterado, especialmente aquellas partes contaminadas con hongos. Si este caso se presenta, es necesario analizar el resto del producto que aparentemente se encuentre en buen estado para descartar la existencia de toxinas que puedan afectar a los animales.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
Lo invitamos a ver el siguiente video relacionado con el uso de la madera plástica en la construcción de infraestructura para glamping:
Siga nuestro canal en Youtube para ver las últimas novedades en el Sector Agropecuario:
Con el patrocinio de: