Amamantamiento
Amamantamiento de terneros. Foto: pixabay.com
- El amamantamiento restringido (AR) es una práctica que se viene desarrollando de manera empírica en diferentes regiones del país y en otras regiones tropicales, como estrategia para reducir el intervalo entre partos de las vacas.
Así lo describieron Jarney Urbina y Víctor Torres en una revisión bibliográfica sobre el uso del amamantamiento restringido como alternativa de manejo para la reducción de intervalos entre partos en sistemas de producción bovina de las distintas producciones.
Según ellos, esta es una estrategia que combina el ordeño de la vaca con el amamantamiento del ternero, teniendo estos acceso a sus madres por un leve período inmediatamente después de que se ordeñan y permaneciendo separados el resto del tiempo.
El médico veterinario zootecnista y M. Sc. investigador asociado del programa de Forrajes Tropicales del CIAT, Raúl Botero describió en su artículo “El manejo de la vaca y el ternero en sistemas de producción de doble propósito” algunas opciones para el manejo del amamantamiento:
Amamantamiento restringido 1 vez al día:
Con este método el destete se hace a los 7 meses de edad, y por este medio, las vacas presentan su primer celo entre 60 y 150 días después del parto. (Lea: Estas son algunas alternativas para disminuir el anestro posparto en vacas)
Consiste en permitir el amamantamiento del becerro por una sola vez al día, durante una hora en la mañana y separando luego la vaca del becerro, alojándolos en potreros diferentes y separados el uno de la otra.
Amamantamiento restringido 2 veces al día:
El destete también se realiza a los 7 meses de edad y consiste en permitir que la vaca amamante a su becerro 2 veces al día, por 1 hora en la mañana y 1 hora en la tarde y separando la vaca del becerro luego de cada lactancia.
La madre se aloja en un potrero que esté separado y distanciado del becerro, o se deja la cría en el corral de manejo en la noche para que duerma y se saca a pastorear.
En el ordeño diario es recomendable dejar un cuarto sin ordeñar. Esta leche, además de la leche residual, será la que amamante al becerro. El cuarto no ordeñado debe alternarse con frecuencia para evitar deformaciones de la ubre.
Esta práctica se hace necesaria en vacas hasta con 5 meses de edad del ternero. A partir de esta edad, es suficiente el consumo de la leche residual para que el ternero tenga un peso adecuado al destete.
El autor del artículo también indicó que el amamantamiento restringido evita la pérdida de peso, común en los terneros como consecuencia del estrés del destete.
Otras prácticas de manejo:
Doble ordeño con ternero:
En esta práctica, mínimo 10 horas luego de iniciado el primer ordeño, se puede efectuar un segundo ordeño, cuya producción depende de la alimentación de las vacas. Los terneros, solo se reúnen con sus madres en el apoyo y el escurrido de la ubre en cada ordeño.
Para los casos del doble amamantamiento y el doble ordeño con ternero, además de disponer de buenos potreros o con suplementos de alta calidad para compensar la menor cantidad de leche consumida por el ternero, se requiere mano de obra adicional para el segundo ordeño, por lo que puede no ser rentable.
Doble ordeño sin ternero:
Esta práctica requiere el adiestramiento de las vacas para obtener la bajada de la leche sin la compañía del ternero. Las novillas de primer parto se acostumbran a esta práctica más fácilmente y hay vacas que nunca se someten a ella.
Las mayores desventajas de este tipo de ordeño son los altos costos de la crianza artificial de las terneras, la comercialización obligada de los machos al nacimiento y la incidencia de la mastitis, que es mayor en vacas que no son amamantadas, sin importar si el ordeño es mecánico o manual.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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