Hipofosfatemia
- La deficiencia de fósforo o hipofosfatemia en el ganado bovino puede llevar a la disminución de la función inmunológica puesto que impacta de manera negativa la inmunidad celular. Conozca cómo reconocerla y qué se puede hacer para prevenirla o tratarla.
Como lo explica el MVZ Gerardo J. Villanueva Cuevas, el fósforo es uno de los componentes de los huesos, hace parte del tejido nervioso, es indispensable para su adecuado funcionamiento y el mantenimiento de la energía nerviosa, sexual e intelectual.
También es importante para el aprovechamiento de la energía de los alimentos y es necesario en el metabolismo de las proteínas y para el desarrollo del sistema muscular. (Lea: Qué pasa cuando escasea el fósforo en la nutrición de los bovinos).
Según describe el experto, la absorción de este elemento está íntimamente ligada con la del calcio. Un exceso de cualquiera de ellos aumenta la excreción en heces de ambos. Se localiza especialmente en los huesos, aunque también se encuentra en los tejidos blandos, musculares y nerviosos.
Su requerimiento depende del peso, productividad, edad, estado de la gestación o lactancia, la cantidad de energía en la dieta, su pH y contenido de calcio. Por ejemplo, vacas en producción requieren de 0,35 a 0,5%, en tanto que las vacas secas de 0,23 a 0,3% de MS.
Según el médico veterinario y zootecnista Diego Esteban Hernández, su deficiencia disminuye la función inmunológica, un efecto poco analizado en vacas lecheras pero frecuentemente detectado al inicio de la lactancia.
El experto indicó que la deficiencia de fósforo en las dietas de las vacas lecheras en lactancia se asocia con una reducción y alteración de los granulocitos, por lo que la hipofosfatemia tiene efectos negativos en la inmunidad celular.
La hipofosfatemia se manifiesta por síntomas como anorexia, crecimiento retardado, cojeras, debilidad muscular, enflaquecimiento, estro suprimido o irregular, fertilidad disminuida, producción de leche disminuida, fracturas espontaneas.
Se evidencia por signos como cojeras, cálculos urinarios, diarrea en adultos; osteomalacia y caída de dientes, hiperparatiroidismo secundario, fracturas espontáneas, raquitismo en crías, también tetania y convulsiones por hipocalcemia.
Prevención y control.
Villanueva Cuevas explica que los bajos niveles del elemento en los suelos condicionan la producción de forraje y la producción animal. El contenido de fósforo depende de factores como el pH del suelo, la madurez del pasto, los fertilizantes que se aplican.
También influyen factores como el manejo que se le da al ganado, el tiempo destinado para el pastoreo, la carga animal, los periodos de pastoreo, entre otros.
Para prevenir la hipofosfatemia o la hiperfosfatemia, recomienda analizar el contenido de fósforo y calcio de las pasturas y forrajes, así como el perfil mineralógico del suelo, tras lo cual debe aplicarse la correspondiente fórmula correctiva.
También mencionó las fuentes naturales de fósforo, como leche, harina de hueso salvado de trigo, pollinaza, harina de carne, harina de pescado, semilla de girasol, que pueden suministrárseles a los animales cuando no se puede corregir la deficiencia en los forrajes rápidamente.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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