¿Agricultura sostenible o sustentable?. Aunque los términos suenan similares y suelen mencionarse como sinónimos, en realidad se trata de conceptos diferentes, pero relacionados entre sí.
José Humberto Gallego, Director del Jardín Botánico de la Universidad de Caldas, y Francisco Javier Franco, profesor de la Universidad de Santa Rosa de Cabal, explicaron que la primera es aquella que se mantiene con el paso del tiempo conservando los recursos vitales, es viable, aceptable socialmente y en armonía con el medio ambiente, mientras que la segunda, además de lo anterior, se soporta en sí misma, tiene autonomía y no tiene dependencia de recursos externos.
Ello significa que es posible hacer agricultura sostenible con participación tecnológica y utilizando abonos externos así sean orgánicos. En la sustentable, se generan los abonos y se fabrican sus propios elementos. Estos dos expertos le entregaron a Agronegocios ocho elementos para desarrollar una agricultura sostenible.
El suelo debe mantenerse vivo y cubierto:
Una agricultura sostenible parte de mantener los suelos con coberturas vivas. Son las mal denominadas malezas que en términos técnicos son las arvenses nobles, que ayudan a la recuperación de los suelos, a mantenerlos fértiles y a evitar su erosión. Se pueden complementar con la aplicación de materia orgánica.
Manejar diversidad en cultivos:
Es recomendable que el cultivador mantenga un esquema de diversidad de siembras o policultivos, lo que descarta los monocultivos. La idea, es tener espacios de variedad de cultivos a través de una especie sembrada asociada o acompañada con otras, como la típica maíz- fríjol o café – plátano.
Recuperar los árboles:
Tomar el camino de la sostenibilidad en agricultura en el trópico, parte de la recuperación de los árboles en las fincas. Esto permite, según el profesor y especialista en agroecología de Unisarc, Francisco Javier Franco, la regulación de los suelos y del ciclo del agua, así como evitar la utilización de químicos.
Eficiente manejo del agua:
El agua es uno de los recursos más importantes de las unidades de producción rurales, pero hay que saber manejarla para darle un uso eficiente. En este sentido, José Humberto Gallego, Director del Jardín Botánico de la Universidad de Caldas, dijo que hay que saber encausarla y manejarla para evitar procesos erosivos.
Procurar no mover los suelos demasiado:
Una de las recomendaciones es la llamada labranza de conservación, es decir, mover los suelos lo menos posible. Según el profesor Franco, hay una capa negra, otra amarilla y piedras y rocas, entonces la idea es mover los suelos lo menos posible cuando se va a cultivar para conservarlo. De esta manera se ahorra tiempo y costos y se evita la erosión.
Aprovechar las biomasas para producir abonos:
Otra recomendación de los expertos para los cultivadores, es el aprovechamiento de las biomasas (desechos de animales y plantas) producidas en las fincas, para la generación de abonos e insumos propios de origen orgánico, lo que permite reducir costos, evitar el uso de químicos y tener mayor autonomía para proveerse.
Uso de controladores biológicos para las plagas:
Constituye una forma efectiva en el control de plagas y enfermedades de las plantas. Son organismos vivos que operan como enemigos naturales de las plagas. Es una alternativa para el saneamiento de los cultivos sin deteriorar el medio ambiente porque evita la utilización de plaguicidas.
Ser innovador en el proceso de transformación:
Hay que transformar el producto para que genere valor agregado, lo que implica la utilización de buenas prácticas agrarias, de manejo y manutención en el proceso de transformación, unos buenos empaques y ser innovador para la apertura de los mercados.
Fuente: Agronegocios.
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