Comportamiento
- Cada vez se tiene mayor preocupación por el bienestar animal en el mundo. Para abordarlo es fundamental entender las causas, funciones e importancia de los patrones de conducta típicos de las especies.
Así lo ha planteado el médico veterinario especializado en bienestar animal, Carlos Bustamante en conversaciones con el portal Agronews. (Ver: Bienestar animal, un tema transversal a la producción ganadera)
De acuerdo con Bustamante, en el caso de los bovinos, existe gran interés en el uso del comportamiento como indicador de bienestar, ya que ofrece una potente herramienta para la detección de problemas de salud de manera precoz, en una especie que suele ocultar las enfermedades. Esto es debido a que los cambios o las adaptaciones comportamentales ante situaciones desafiantes, usualmente son la primera línea de defensa frente al estrés, inclusive antes de manifestar cambios fisiológicos y físicos.
El hecho de poder detectar de manera temprana enfermedades u otros tipos de estresores, repercutirá en los índices productivos. Además, el empleo del comportamiento bovino como un indicador del bienestar tiene ciertas ventajas, como el hecho de no ser invasivo, puede aplicarse en el campo, no requiere necesariamente de equipos complicados, lo que lo hace económicamente viable.
Existen diferentes indicadores comportamentales que pueden utilizarse para evaluar la salud y el bienestar del ganado bovino. Algunos de los más importantes son:
Indicadores de comportamiento:
- Conducta de alimentación – rumia.
- Conductas relacionadas con el dolor.
- Locomoción – cojeras.
- Respiración – jadeo.
- Nivel de descanso.
- Conducta de fuga y miedo.
- Dinámica social (grupal).
- Disputas y peleas, alteración jerárquica (grupal).
- Respuesta al manejo.
- Velocidad de salida de la manga o el brete.
- Cabeceos, lamidos, acicalado social (grupal).
- Caídas y resbalones.
- Vocalizaciones (Grandin, 1994).
- Comportamiento durante el arreo o manejo.
Comportamientos:
Los animales que se encuentran estresados, lesionados o enfermos pueden sufrir una reducción del consumo de bebida y alimentos, aumento de la frecuencia respiratoria, aumento de la excreción (diarrea), aislamiento del grupo, alteración de las conductas y tiempos destinados al descanso, disminución de la conducta de rumia, letargo, decaimiento, alteraciones de la locomoción, agresión dentro del grupo o hacia los humanos, así como la presencia de estereotipias (conductas de patrones repetitivos sin función aparente). El estrés también puede causar depresión, ansiedad o apatía
Algunos estudios han demostrado que ciertos problemas de comportamiento, como las modificaciones en la conducta social y la alteración de la conducta ingestiva (disminución de la ingesta, menor tiempo dedicado al consumo, menor frecuencia de los acercamientos a comederos), funcionan como buenos indicadores para detectar precozmente vacas con riesgos de presentar metritis, cetosis, mastitis y cojeras.
En todos estos casos los cambios de conducta fueron observados durante varios días, incluso semanas, antes de la ocurrencia de los signos clínicos.
Según los investigadores, otras conductas que pueden ser prometedoras en este sentido, son los comportamientos sexuales, el acicalado y aquellas que permiten conocer el entorno.
El mismo estrés que lleva a cambios en el comportamiento, es el que genera respuestas fisiológicas que provocan alteraciones endocrinas, metabólicas y nerviosas, que provocan una depleción de la función inmunológica, aumentando la susceptibilidad a enfermedades y disminuyendo la eficiencia de las vacunaciones.
A nivel productivo y reproductivo, el estrés generará reducción en la ganancia de peso, menor producción de leche, disminución de la tasa de concepción, modificaciones de la duración del estro, alteración de la función uterina y afectará la calidad del calostro y el crecimiento fetal.
Resultados:
La capacidad de identificar precozmente signos de malestar, podría llevar a una pronta intervención y, consecuentemente, a la prevención de enfermedades y pérdidas de producción, lo que mejoraría en gran medida la rentabilidad pecuaria.
Existen varias maneras de realizar esto, incluyendo el adecuado manejo de los factores de estrés, el proporcionar un entorno adecuado y la identificación de los animales que requieren de más atención.
Por último, los avances tecnológicos, como los acelerómetros, registradores de posición, estaciones de alimentación automáticas y la conservación de registros permiten la supervisión de estos comportamientos de manera más eficiente, con la ventaja adicional de no necesitar la presencia de observadores humanos.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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