Helmintiasis
- La presencia de helmintos en ganado bovino puede originarse por diversos factores, como la presencia de los parásitos en el ambiente, los cambios en las dietas o la etapa en la que se encuentra el animal.
Una revisión bibliográfica realizada por Helia Rodríguez de Cardona, profesora de la Universidad Nacional, revela que la consideración de los tipos de helmintiasis se realiza evaluando las variables que pueden conducir a un aumento de la población de gusanos.
Helmintiasis debidas al incremento en la masa infectiva.
Esta situación es común a las poblaciones usualmente luego de la primera generación de parásitos. Varias son las causas de las fluctuaciones en la cantidad y viabilidad de ocurrencia de los estados infectivos de los helmintos.
Una es el potencial biológico o la capacidad de éxito del parásito, el cual se mide por su fecundidad. Parásitos que producen mayores cantidades de huevos, como el Ascaris y Haemonchus sp, tienen mayor potencial biótico y son más comunes las enfermedades producidas por ellos.
Otra causa puede radicar en el manejo del ganado, pues prácticas como la rotación de potreros pueden incrementar la carga parasitaria. Del mismo modo, es determinante la inmunidad del animal, que puede afectarse por factores como elevados niveles de estrés.
Finalmente, condiciones del ambiente como una temperatura moderada y alta humedad pueden favorecer el desarrollo y la supervivencia de larvas y huevos de helmintos, así como puede suceder con los cambios estacionales como la transición a las lluvias.
Helmintiasis por susceptibilidad del ganado.
La alteración en una infestación existente se aprecia principalmente en adolescentes y adultos, quienes albergan baja carga parasitaria. La entrada generalmente se asocia a enfermedad, lo que se refleja en una productividad inferior y una helmintiasis subclínica.
Los principales cambios a los que puede estar sujeto el bovino pueden ser los cambios en la dieta, puesto que un aumento en el suministro de carbohidratos y un alto contenido energético estimulan el metabolismo anaerobio de los parásitos.
También se reportan deficiencias de minerales y elementos trazas, así como una disminución de la inmunidad en el parto y destete, época en la que se eleva la fecundidad de los parásitos, colocando en peligro a los terneros que no han tenido tiempo para desarrollar resistencia.
Traslado de bovinos susceptibles a un ambiente infestado.
Una helmintiasis presentada como resultado de estos traslados puede presentarse en rumiantes que no han estado expuestos previamente a la infestación y son trasladados de un área no endémica a una endémica, donde tienen mayores riesgos de contraer enfermedad.
Esto puede presentarse como consecuencia de la longevidad de las especies de helmintos y de las condiciones climáticas. El Trichostrongylus sp. puede sobrevivir en zonas templadas a una temperatura de 10º a 15º y humedad relativa alta.
En zonas áridas, es limitada la supervivencia de los helmintos y luego de 1 o 2 meses de temperaturas altas y humedad baja, la pastura está virtualmente libre de huevos.
Algunos helmintos pueden infestar diferentes huéspedes, como la fasciola hepática a porcinos, bovinos, ovinos, asnales, equinos, conejos y otros. También puede haber relación entre el sexo del huésped y la respuesta a la infestación.
Dobson halló que los ovinos machos son más susceptibles al Oesophagostomun colombianum que las hembras, fenómeno que ocurre con Strongyloides papillosus y Ostertagia sp.. En ratas, se observó que la respuesta inmune de las hembras fue mayor que la de machos enteros pero semejante a la de los machos castrados.
La experta afirmó que aparentemente también los machos bovinos enteros son más susceptibles al parasitismo que los castrados, lo que puede ser de interés epidemiológico en países en los que la castración no se practica rutinariamente.
Infestación en ambientes no contaminados.
Las cuarentenas que se imponen a los animales importados son muy severas en relación con las enfermedades infectocontagiosas, pero no lo son en el caso del parasitismo gastrointestinal.
Estas importaciones traen problemas parasitarios a áreas donde no existía el género que estaba afectando al animal importado. También, la transferencia de la infestación entre granjas vía fecal ha sucedido, debido a la utilización de estiércol como abono en las pasturas.
Fuente: Adaptado de CONtexto ganadero.
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